viernes, 25 de enero de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO; PRÁCTICAS CHAMÁNICAS Y MEDICINA ABORIGEN EN EL ALTIPLANO


                          
Desde antes del Imperio de los incas, hasta el antiguo Perú y Bolivia.  y  la existencia  de pueblos y comunidades indígenas, hoy inclusive, se  encuentran referencias concretas sobre el empleo  de  suturas quirúrgicas por los antiguos pobladores, el hallazgo de hilos y diversas variedades de agujas encontradas nos indican claramente,  el conocimiento médico que poseían los  Incas.

La historia, la medicina, la antropología,  filosofía y  otras disciplinas científicas se encargaron de mantener vivo a la cultura indígena, las costumbres y  tradiciones de los antiguos  pobladores de  América del sur.

Grande es nuestra sorpresa cuando constatamos que  nuestros antepasados  pudieron trepanar el cráneo, realizada en vivo, y con signos evidentes de una larga supervivencia de la persona.

Gracias a las cerámicas  encontradas, se hace posible la corroboración e identificación de la existencia de prácticas médicas de los Incas. Y  el empleo de anestésicos.

Debemos de tener en cuenta, de que los Incas sabían que el mascado de la hoja de coca húmeda y el empleo de la llipta, era posible poner en libertad el anestésico semejante a  la cocaína y usado con fines médicos.

El empleo de la hoja de coca, se viene perdiendo en el tiempo para la aplicación  y su uso, tal como lo hacían los Incas. No descartando los otros preparados de origen vegetal.

Dicen  “el empleo de las drogas estupefacientes estaba muy repartido entre los indígenas”;  también indican que el “chamico” en pequeñas dosis, se usaba  “para producir sueño y anestesia a los que debían ser sometidos a tormento”. Si esta concepción se ajusta a la realidad   ¿por qué no pensar y con mucha mayor razón que se utilizó para las intervenciones médico-quirúrgicas, por los antiguos pobladores?

El padre carlanca dice “había notado la  semejanza entre el chamico y beleño”, refiriéndose a la manera de emplearlo, dice: “comido en grano o bebido en cocimiento, si se ha comunicado toda su virtud, emborracha; si se ha dado más de su virtud, adormece todos los miembros.”

Entre los archivos coloniales,  en los trabajos de los cronistas y revelaciones históricas más antiguas, nos hablan del evidente progreso  alcanzado por los médicos del incanato. Valorando el adelanto científico de aquella época.

Garcilazo de la vega, en sus “comentarios reales” escribe: “los Indios eran en el tiempo de los Incas grandes herboristas; de muchas hierbas conocían las virtudes y transmitían su saber por tradición, a sus hijos”... ”Los españoles hacían curar a sus heridos, con preferencia por  los Indios”.

El padre José Acosta, en su libro “historia natural y moral de las Indias”, reconoce que aún muchos años después de la conquista, los indios  tenían conocimientos muy superiores a los médicos de profesión.

Durante el coloniaje,  los indígenas conocían mejor  que los médicos de su tiempo, las yerbas medicinales, para muchas enfermedades y heridas  se curaban sin necesidad de la intervención del médico.

Por otra parte, Garcilazo en sus “comentarios reales”, al referirse  a sus métodos de examen médico, dice: “tomaban el pulso en lo alto de la nariz en la junta de las cejas”..... “estando Atahualpa enfermo, en prisión, vinieron a verlo herbolarios incas que se informaron de su fiebre, de la manera antedicha.”

Desde los incas hasta nuestros días  todavía se mantienen algunas prácticas  de orden médico, podemos nombrar algunos:

Cuando tenían  “dolores reumáticos y abdominales se aplicaban las vísceras calientes de la paloma y del cuy (cavia cobaya)”.

La grasa del cóndor se empleaba “para  desinflamar cualquier miembro encogido por alguna enfermedad,”

El maíz  fue corrientemente empleado en cocimiento  con fines de diuresis y como tratamiento en las afecciones del aparato urinario, esta práctica es ampliamente conservada en la actualidad dentro del  poblador indígena del altiplano.

Se  dice que  habían establecido  para los lactantes el horario de alimentación y nos basta  citar para ello a Garcilazo de la vega, quien al respecto dice: “la madre le daba el pecho tres veces al día...  fuera de esas horas no le daban  leche aunque llorasen, porque decían que se habituaba a mamar todo el día y se criaban con vómitos, sucios y con “cámaras”. (Gases). Es decir habían observado los inconvenientes de la sobrealimentación de los lactantes.

El mismo Garcilazo refiere que a los niños de pecho “les curaban la fiebre” dándoles a beber un trago de orines del mismo niño.

No vamos a entrar en mayores consideraciones sobre la medicina de los antiguos pobladores, pero no podemos dejar de señalar muy brevemente, que dentro de sus prácticas emplearon también diversas sustancias de origen animal, pudiendo citarse entre ellas; El corazón fresco de una paloma, los polvos del buche de la Iguana, empleados para la litiasis renal;  la placenta cruda o cocida de la llama, que se utilizaba para favorecer el parto; el caldo de carne de pito (hackacllu).

Todo ello nos permite a admitir de manera clara el empleo de  sustancias y órganos de origen animal; Desde luego, no vamos a pensar en ningún momento que los actuales conceptos sobre medicina natural,  fueran del dominio de los antiguos médicos incas.

Los antiguos médicos del Tawantinsuyo empleaban dichas sustancias, probablemente bajo conceptos muy distintos a la actualidad o vinculados con sus ideas de carácter místico o supersticioso. Cualquiera que haya sido la interpretación de la enfermedad, podían usar estas sustancias sobre el organismo enfermo; El hecho claro es que, su empleo estaba justificado en muchos o algunos estados  corporales por la modificación favorable de organismo enfermo, frente a la administración de diversas sustancias.

Sin embargo, deseosos de hacer una sana crítica y aportar a diferentes trabajos de investigación, el libro que  tenemos a la mano  trae  consigo una recolección de datos obtenidos por boca de  ancianos, descendientes  del Tawantinsuyo, del habla aymara y quechua que todavía  mantienen vivo las costumbres y tradiciones  de los antiguos pobladores  del Tawantinsuyo.

Y para finalizar, debemos aclarar que, en la actualidad, en pleno adelanto científico, cuando la ciencia trata de tener respuesta para todo tipo de interrogantes,  todavía  en algunos  pueblos originarios se mantienen  las costumbres más antiguas,  por lo que la sociedad  contemporánea los  adopta  como hechos relacionados a la brujería,  acrecentando un clima de superstición entre los pobladores.

Ángel Quispe Lima.