viernes, 1 de febrero de 2013

LA PAREJA EN LA MODERNIDAD


 EN LA MODERNIDAD
                                                                                                                        
                         
Este  mundo contemporáneo y globalizado, exige  ser persona capacitada, por eso es que se prioriza la escolaridad de los niños,  apenas empiezan a hablar son ingresados a recibir articulación escolar por los cambios profundos  que atraviesa la sociedad, ahora el niño se socializa a temprana edad, y como los padres deben de estar más capacitados para atender sus compromisos laborales y sociales,  delegan funciones de crianza a otras personas o instituciones. 

Antes la familia era la que se encargaba de la educación de los hijos; Pero ahora, la escuela es la que se hace cargo de la educación y comienza a suplir y cumplir algunas funciones de la familia.

El padre no puede imponer al hijo sus normas como antes, perdió autoridad sobre ellos, se hacen  más flexibles con la disciplina, pues estas  acciones paternas  los reciben en las escuelas por los maestros, muy endeblemente. Entonces; La familia transfiere a la escuela el aprendizaje de los hijos. Ahora, el padre no tiene el poder ni la autoridad de hace siglos atrás.
 
A esto observamos que mientras más avanza el aprendizaje  escolar en la sociedad  menos educación familiar obtiene el niño, llega el momento en que los padres no saben qué hacer con los hijos ya que la  sociedad exige cada vez más participación de ellos.

Actualmente, a esta sociedad le interesan los niños, la educación, la crianza, la salud, etc. El estado protege a la madre y le brinda apoyo y atención; Como el cuidado médico, salarios, vacaciones de  post-parto,  etc.   El estado está más comprometido que antes, el niño  antes era  sólo cuestión de familia, ahora es la sociedad y el estado el encargado de velar por su educación y crianza, el poder paterno que antes tenía  el marido, se ha transformado y transferido a los especialistas y  profesionales que delega la sociedad.

El niño pasa más tiempo en la escuela y en actividades escolares, es el maestro el que lo educa y el que transmitirá las normas sociales, la moral, y el saber.

Entonces este niño hará extensivo estos conocimientos en la familia y el hogar.
 
Y como siempre; La familia adinerada  no  aplica tanto este proceso, ellos envían a sus hijos a escuelas privadas para una mejor preparación y  seguir transmitiendo sus propios valores. 

Ante todos estos acontecimientos, el respeto al padre cae, la figura masculina  declina en contraposición de la figura de la mujer que logra un ascenso en su condición. La mujer obtiene respeto y  consideración de la que se es acreedora por ser madre a la vez. 
 
En estos tiempos modernos el padre sufre muchos recortes de  su poder  que tenía  antes y esto hace que los hijos y la mujer tengan muchos beneficios, ahora todo es al revés  con el padre, la mujer ya no es su sirvienta, ahora es su compañera.

Mujer y hombre; los dos al mismo tiempo comparten  todo esfuerzo y sacrificio para criar, educar y cuidar  a los hijos y sostener a la familia.

En estas condiciones en la que se encuentra el padre,  no sólo declina su función, sino que peor aún, ahora está en la mirada vigilante del estado y la sociedad para que cumpla su función de padre y no abuse o maltrate a los hijos y a la mujer

La sociedad  actual, capitalista;  Con todo su aparato productivo, necesita e incorpora a la mujer al trabajo.  Esto a su vez  genera una mayor producción y  simultáneamente  el mercado femenino se amplía revolucionariamente en las costumbres,  normas jurídicas, y los quehaceres tradicionales de la mujer.

Ahora la mujer ocupa un lugar en la sociedad y el estado, en la fábrica, escuela, oficina, gerencia, presidencia, etc. Tan igual que el hombre, las leyes actuales reflejan esta equivalencia.  

Entonces; Como la actividad laboral  entre el hombre y la mujer es tan igual en la sociedad, lo mismo ocurre en casa y en la cama.

El trabajo en el hogar  tiene la misma  función,  planchar, lavar, cocinar, cuidar a los niños, ya no es tarea solamente de la mujer, comienza a ser una actividad compartida. 

Si el hombre tiene que competir con otros hombres  el puesto de trabajo, es más difícil ahora para ellos,  porque a eso se suma la mujer  también en la competencia,  y en algunos casos  el hombre está subordinado a la mujer. 

Ahora que la mujer comienza a trabajar y a competir con el hombre en el campo laboral, también tiene la oportunidad y posibilidad de controlar la concepción del hijo. Y más aún todavía, la cuestión de infidelidad ya no es propia  y exclusivamente del hombre.  

La mujer que se precie de ser madre se ha reservado un lugar en la sociedad y en la vida,  la “madre” tal como lo conocemos ahora,  se ocupa de su niño, pues  ella es un personaje muy importante dentro de la familia, está  bajo objeto de cuidados y   experimenta el amor de una madre. Esta experiencia de ser madre se es valorada, pues la gestación, el parto y  el amamantamiento es el conocimiento de ser una madre que ningún hombre podrá experimentar. Pues, la madre tiene presencia fundamental en la sociedad, la vida y el crecimiento del hijo y que luego éste será un ciudadano de este mundo.

Es por eso que la legislación protege la lactancia y los cuidados maternales que son imprescindibles para el infante. 

Estos tiempos modernos, originan grandes cambios en la familia y la figura del padre; ahora, los padres y la familia están observados por la sociedad y la ley, y este modo de vida condiciona al padre, lo limita  en su mundo hogareño.

Los afectos, el cariño, etc. Son intercambiables en cada uno de los miembros de la familia entre sí,  pasan a depender, de acuerdo a como cada padre los suministre.

Entonces; Dependiendo  de  ellos  emocionalmente,  éste padre trata de ganárselos, brinda afecto a su mujer y a los hijos de ella para estar bien con ellos.

Pues la figura del padre también se puede reemplazar. 

Los niños conversan entre ellos y hablan de su papá de sangre y papá de corazón.

En estos tiempos,  no siempre es una familia, el matrimonio y sus hijos; se sabe que muchas mujeres divorciadas con hijos y/o madres solteras mantienen sus hogares  en las cuales su pareja se es intercambiable. 

Antes el hombre consideraba a la mujer sólo como un objeto sexual, la mujer solo era una fuente de placer sexual para él, no tomaba en cuenta la satisfacción  sexual de ella.  Ahora esta situación cambió. “la mujer reclama igualdad en la cama, la mujer también busca placer por el placer mismo que esto significa. Las mujeres como los hombres comienzan a entenderse, comprenden que el goce, la satisfacción sexual  es válida tanto como para él y ella recíprocamente, ahora se habla de compañero sexual”. 

La mujer se dignifica con eso de la liberación sexual, exige el derecho a una sexualidad plena, para esto, influyen fuertemente los métodos anticonceptivos que comienzan a ser cada vez más eficaces.   Las mujeres se inician sexualmente cada vez más temprano,  con menor temor y sin compromiso social pues  su vida sexual no está supeditada al campo laboral, ni económica ni conyugal.  
Ahora la mujer tiene un nuevo rol en la sociedad, y su proyecto personal y de pareja, están separados y complementados.
 
En la actualidad se  experimentan  grandes transformaciones en la pareja. En la distribución de autoridad, los roles femenino y masculinos son autónomos,  se habla de posibilidad de  disolución de vínculo,  se entiende claramente las diferencias entre  procreación y sexualidad. Pero; Estas situaciones hace que  la mujer  pierda su atractivo materno, pues cada vez más las mujeres no quieren tener hijos o se limitan a tener uno ó dos  con el fin de  brindarles una mejor atención y educación. También la condición de madre, reduce las posibilidades laborales, ya que ella  tiene menos oportunidad para el mercado laboral y  mientras pasa el tiempo nos encontramos con más resistencia a la maternidad.    

“La mujer contemporánea,  se da el gusto de poder estudiar, trabajar,  disfrutar de  una vida autónoma, gozar de su ocio, dinero y su sexualidad libremente, esta mujer está preocupada de su bienestar físico y psíquico,   no está dispuesta  al sacrificio  por el marido, no quiere repetir como antes hicieron su abuela o su madre, ésta mujer “desea algo más”. Valora la calidad de su persona  autónoma,  y reclama su presencia en estos tiempos modernos tal como ella quiere”. 

¿Y el  padre?: 
En este proceso  de modernización cuando  la figura paterna decae, genera consecuencias muy graves en los hijos.  Actualmente el padre carece de autoridad y automáticamente declina su  imagen paternal y masculina,  entonces la personalidad del padre se ve ausente en la familia; Éste se encuentra  fraccionado o enmascarado con una imagen débil.  

Los roles femenino y masculino se mezclan, se pierden, se confunden  y en algunos casos los hijos comienzan a tener más, de la madre que del padre en las identificaciones, (sabemos que  el hijo siempre espera  la figura masculina del padre para su identificación). Y como la madre no es portadora de la imagen masculina,  éste hijo sufre  el abandono  del padre, tiene un vacío. Pues necesita  lo fundamental para consolidar su identidad sexual de  varón.

La presencia del hombre como PADRE en la familia, también hace referencia con la hija, ya que facilita  que su hija, como  mujer que es, se identifique también con lo femenino. 

Es necesario e imprescindible que el padre  dé muestras de su masculinidad y   autoridad en la familia. Pues su presencia en el hogar debería ser  regularmente constante. Y lo importante es; Que cumpla su función y sus roles para lo cual  se le ha asignado en este mundo; Como hombre ante la pareja y como padre en la familia.  Esto no debería de quedar al margen ni disminuido aunque  se tenga  una madre dominante y  autoritaria en la familia. 

Bien, como verán, después de este largo recorrido nos encontramos en un tiempo final,  este  camino  es histórico para el hombre y la mujer ya que juntos enfrentan cada vez más a grandes desafíos,  hoy  necesitan  y están obligados a aportar  a la constitución y construcción de una identidad  post-moderna de los hijos, es un trabajo difícil para los padres porque, para estas exigencias ni siquiera todavía  han resuelto   sus  propios cambios y roles;   Generando vacíos y heridas impactantes en sus hijos. 

El comienzo de éste milenio nos  exige asumir roles desconocidos y convoca a mujeres y hombres  y por la tanto a la pareja a un gran desafío, de adecuarse con madures a los cambios sociales y el campo de las relaciones humanas que provocaron profundas  transformaciones en nuestra identidad,  generando  cambios revolucionarios hasta nuestros días y por estas nuevas formas de relacionarnos, donde se eliminan  el sometimiento  de la mujer y la absoluta  autoridad  del padre.  

Ángel Quispe Lima.