MEDICINA EN
EL ALTIPLANO
El lago
"Titicaca” el más alto y extenso del mundo, de donde la mitología hace
nacer la humanidad, está constituido
casi totalmente por Indígenas (90%) la mayor población indígena entre los demás pueblos de
América, herederos de la más antigua e importante civilización del Tawantinsuyo conservan todavía en estado de pureza su
medicina ancestral y toda su filosofía de vida, y éstas, están dominadas por
ideas mágicas en la concepción del
origen de las enfermedades y sus tratamientos, que de este modo resultan
originales y propios del poblador Altiplánico.
Generalmente, es la
tierra (Pacha)
la que mayormente preocupa y domina la vida del Indígena. Pues: Ella toma el
alma de las personas que enferman y devora a los que mueren.
Es divinidad, que
premia o castiga cuando se la ha pagado o se le
ha olvidado.
Los Indígenas,
Antes de libar en sus fiestas, derraman un poco de bebida en el suelo
(ttinca); y cuando compran una propiedad, halaga a la
tierra rociándole con un poco de coca y licor, en ofrendas ceremoniales. Cuando
construye una casa, riega el suelo con sangre de una llama, para que su
espíritu la libre de los ladrones y la mala gente; para vivir muchos años ofrenda a la tierra,
enterrando en cada 1º de Enero un conejo, que sustituirá al dueño.
Después son:
El aire (aira).
El rayo (Kkejo).
El sereno (Ccaiccasccan).
El frío (Chiri).
El calor (Ruppay).
Un susto, una
caída, el pisar un sapo, un ratón o un pijchu
de coca, etc. Son los causantes de la mayor parte de las enfermedades propias de la
medicina aborigen; No ignorando tampoco muchas de las nuestras: como las
afecciones del estomago, de los riñones, etc.
Casi en su
totalidad, los pobladores del altiplano
reconocen el hecho de que la tierra los sustrae (hallpa–hapiscca o Japesccascca, de la voz quechua, jappescca–agarrado,
aprehendido, o en aimará Catja–
que se lo va a llevar la tierra).
Especialmente
cuando han sufrido un golpe, una caída o
un susto (urañascca –asustado) por haber
sufrido una impresión violenta, (haber sido sorprendido bruscamente por un
sapo, una culebra, haberse caído). Etc.
En cuyo caso,
cuando está asustado dicen que el ánimo
(alma) se les aleja.
También: Cuando se
ha caído (muestran síntomas de inapetencia, palidez, delirio, “suspira como si
tuviera mucha pena“, adelgazamiento, fiebre), se lleva a la boca un poco de
tierra del sitio en que sufrió el golpe. Cuando ha experimentado un susto, como
prevención, cualquiera de los presentes procede a llamar a su espíritu, de su
nombre o con la simple invocación: Hampui,
animo (ven alma).
Para el tratamiento
del Japesccascca, los Chamanes
proceden de la manera siguiente: Si el
caso es sencillo, acuestan al enfermo, toman
el pulso, hacen algunas auscultaciones en el pecho, enseguida preparan
un poco de lana o algodón en el que
envuelven, un pedazo de sulfato de azufre (“ccollpa
“) con el que le pasan por todo el cuerpo a manera de limpiarle (“Pichascca”, barrido).
Procedimiento con
el que limpian del mal que aqueja al
paciente; y después de hacer invocaciones a los cerros más próximos, le dan de
tomar un mate de yerbas aromáticas, y el
Chaman sale de la habitación llevándose
el pequeño envoltorio de “ccollpa “, rodeado de lana o algodón, y se lo lleva a
los lugares donde creen que la tierra lo ha agarrado, y que son indicados por
el enfermo, donde ha recibido el susto o golpe, desde allí vuelve invocando a
los cerros (“Achachilas “), para que devuelva la salud,
la calma, el reposo, la tranquilidad al enfermo, arrojando a su
vez el envoltorio a los barrancos. Después de “ccolpear al enfermo se llevan algunas prenda de vestir de éste, con
cuyas ropas llaman por varias veces el nombre del paciente es decir, a su
espíritu.
Todas estas
ceremonias las hacen a partir de las doce de la noche, por lo que toman un
aspecto misterioso. Cuando se trata un
caso grave, previenen a los familiares del paciente que en la habitación donde
está el enfermo no debe estar sino el que cuida y el que cura.
Después; Le toma el
pulso, hace las auscultaciones en el pecho;
extiende su “incuña “de
coca (pequeña servilleta tejida de lana
y de vario colores), alza y arroja por varias veces la hoja, mira,
hace observaciones,
vaticina, murmura
silenciosamente; diagnostica y pronostica el mal.
Luego hace caldear
fuertemente un pedazo de “ ccollpa “, al que junta un poco de tierra roja “Taco
“, más un poco de “Untu “(sebo de llama sacada de la región del pecho), con ese
conjuro, hecha los pases de limpia por todo el cuerpo del enfermo, pero en forma rápida, de tal modo que no-se
enfríe la “ccollpa “;
Esto es acompañado
con invocaciones, oraciones y exorcismo, y enseguida arroja la ccollpa a una olla de barro, donde de antemano ha hecho hervir orina
descompuesta y probablemente por el cambio de temperatura o por las sales que
contiene la orina, la “ccollpa” deshace una especie de nata
color plomo oscuro con forma muy extraña, en alto y bajorrelieve en las que el Chaman
afirma si el enfermo sanará o no enseguida.
El Chaman se lleva
la olla con todo su contenido, manifestando
oraciones cuidadosamente, se lo lleva por siempre la enfermedad para
arrojarla en los barrancos, y dejando encargado de que nadie debe entrar al
cuarto del enfermo, hasta el día siguiente.
Los menos
entendidos en estas curaciones, practican actos similares pero más sencillos en
el tratamiento del Japesccascca.
Otras veces, se
coloca en un lienzo: sal tostada y diferentes sustancias (Incienso,
collpa, huraccoya, coca, añil, checa, maíz blanco, etc.), y lo pasan por el
cuerpo del enfermo, a la vez que balbucean. Ccaisccascca,
Urañasca, ripuy, llocsi (Viento, susto, vete) portando enseguida el contenido
para arrojarlo lejos. Cuando no lo
arrojan; hacen un muñeco con él, que tiene que estar junto al enfermo mientras
este duerme, que luego será enterrado en el lugar donde el paciente cayó o
asusto; O más simplemente aún, pasándole con tres hojas de coca, de la cabeza a los pies, por tres veces, y
arrojando luego al fuego estas sustancias, también, los mismo hacen para el que
sufre la agarradura de tierra. También usa siete tierras de diferentes colores,
con las que hace los pases sobre el enfermo, las mismas que le da a tomar un
tanto, para luego llevarse el resto a arrojarla lejos.
Es el AIRE otra de los enfermedades de la población
indígena, generalmente mas aceptado. De
cómo influyó y en qué momento, es
seguramente lo que menos interesa, pues, es frecuente que uno está
sometido constantemente a su acción nociva
(un enfriamiento cuando estaba
transpirando); es el Yatiri el que hará
el diagnóstico de Hauyrascca (Que le
a dado aire), por una inflamación en las partes oculares, con cierta asimetría
en la cara, algunas veces acompañada con una erupción cutánea menuda y
generalizada. Para aplicarle la terapia correspondiente: Usará de las plantas y
sustancias proverbialmente conocida para atacar el aire (Hauyra – hauyra, ruda, ají, ajo, tabaco, azufre, etc.) ahumándolas
(Ecoñiscca – ahumar) o colocándolas en
la región afectado o empleando en sus
actos sugestivos de pases y sesiones chamánicas.
Otras veces, es la
visión de un muerto, lo que hace enfermar (entrar aire) y entonces dicen que
tienen “Ayahuayra” (de aya
– viento.).
Otra enfermedad muy
generalizada en la concepción aborigen es la que se produce por una caída o
golpe, que ha sacado de su sitio al hígado o al corazón, a la que llaman
en aymará “Chuyma-jaccsuta“ y en quechua
“ Kkjichuascca” (de Kkjichuascca – hígado); para designar
que el corazón se halla descentrado.
Diagnosticado esta
dolencia fundándose generalmente en el temblor del cuerpo, aceleración del
pulso, vomito. Procedían a su curación mediante el siguiente procedimiento:
Hace sentar al
paciente, sobre una “Lliglla“
(manta), con las piernas completamente estiradas, las manos caída a plomo, el busto erecto, la cabeza levantada; Después
le levanta la mano y brazo derecho en toda su longitud, sosteniendo el yatiri
con la mano izquierda, y con la derecha le da unos tirones suaves en cada dedo
y por orden, y de vez en cuando le va
frotando el antebrazo hacia abajo hasta
el codo más o menos, y para terminar su operación le da tres tirones de la mano; igual
operación hace con el brazo y la mano izquierda; luego toma por sus puntas un
pañuelo doblado diagonalmente y tensándolo, le da golpes en la cabeza en forma
cruzada, después el mismo pañuelo doblado lo pasa por los dos costado y le da golpes tezantes.
Terminada esta
operación hace echar al paciente de espalda, completamente horizontal,
enseguida le toma los pies juntos con ambas manos y da unos tres tirones;
después lo coloca en su primera posición
y toma con ambas manos la “Lliglla“
del lado derecho y le da otras tres
sacudidas, e igual operación hace con el lado izquierdo; luego le amarra el
contorno del pecho una faja ancha y lo hace acostar a su cama del lado que
tiene el párpado caído.
Era creencia muy
generalizada entre la masa aborigen del altiplano, que las enfermedades
provienen por el frió o por el calor, especialmente las relacionadas con el
aparato ocular, digestivo y urogenital;
Entonces dan a
tomar las plantas que neutralizan uno u otros malestares por sus conocidas propiedades
frías o calientes.
Para esto, el indígena dispone de abundantes
hierbas de toda clase y de personas especializadas en el conocimiento de su
aplicación.
En el caso de la
acción nociva del calor o de la luz (“Arrebato“), marcada por una irritación
conjuntiva o por una fluxión de la cara,
se colocan a las plantas de los pies y axilas: clara de
huevo batida y espolvoreada de licor.
A partir de esta
influencia maléfica de agentes exteriores, tiene el indígena arraigada el pensamiento en el “daño“, o sea el medio
de que se ha valido otra persona para enfermarlo: Mediante una toma (para azonzarlos, idiotizarlos, alocarlos, o
maltratarlos) dentro de algún alimento que fue invitado hipócritamente ó
mediante las prendas intimas del
paciente. Con las que hicieron un muñeco al cual martirizaron para que su dueño
sienta los mismo dolores y enterrándolo, para eternizar la enfermedad.
Otras veces
agarrando un sapo, al que acribillan de espina de cardo y lo entierran vivo,
para que muera un enemigo a la vez que el animal.
Entonces; la labor
del Yatiri al que consultan siempre, se reducirá en este caso a descubrir el
maleficio, o sea la causa del “daño “, comenzando por cerciorarse de los amigos
del enfermo, los móviles que pudieron
tener para despertar su venganza,
lo que utilizaron como instrumento del daño, el lugar y la forma como fue
enterrado, etc.; Eliminando todo lo cual causare daño, porque; Devolverá la
salud a la persona que la había perdido
de esta manera.
Para averiguar
estas diferentes causas, el Yatiri recurre a una serie de maniobras de orden
adivinatorio, no faltando nunca la consulta a la hoja de coca.
En el Altiplano
Colla está muy generalizado un concepto
médico (patogénico y diagnostico) de las enfermedades, conocido con el nombre
de ”Truca
“ de las palabras aymara trucaña y quechua trucana, que quiere decir cambiar.
Según este
procedimiento, que consiste en colocar
un cuy negro, una oveja blanca o un gallo colorado, sobre el cuerpo del enfermo
y luego matar el animal y autopsiarlo, el mal del enfermo se encontrará en el
mismo órgano del animal, con la que quedaría hecho el diagnostico.
La manera de curar
el “truca”, consisten en colocar diferentes partes del cuerpo del paciente
febril (axilas, especialmente), unas sustancias alimenticias (queso por ejemplo), la que recogería el mal;
La misma que es arrojada lejos, para que se lleve la enfermedad; la que pasaría
al animal que la coma o a una persona ó
cuando se la ha puesto a la venta, con
la que se conseguiría más eficacia en el
tratamiento.
Otras veces, el
animal es ofrecido al mismo enfermo, sirviéndosele en una rica comida, o incinerado,
enterrado o arrojado lejos.
El tratamiento por
la “truca” es completado, por la “ttaccara”,que
consiste en atar al cuello o puño de los
que están cerca del paciente un pedazo
de lana (ccaito), para luego arrancarlo
en la media noche, dando gritos para ahuyentar al supuesto enemigo.
Existe una
enfermedad muy generalizada en el poblador indígena, llamada “Irijua “, que ataca a los niños, porque
la madre embarazada vio un muerto o por celos al nacer un nuevo hermanito a quien se le engríe, y consiste en
empalidecimiento, tristeza, excitabilidad, de la menor causa llora sin motivo, adelgazamiento,
diarrea, a veces vómitos, y que la curan con los más diversos
procedimientos, especialmente de
distracción al menor, llevándolo a las
corrientes de agua a que arroje piedra,
o poniéndolo collpa (tierra salitrosa) en contacto del cuerpo mientras se invoca a
los anus (dioses tutelares) en la media noche, luego se quemará. También
se puede realizar la curación en poner a la criatura dentro del estomago,
(panza) de una vaca, recién preñada.
Otras prácticas muy
generalizadas entre los antiguos pobladores, son los que se refieren al uso de la
placenta, que debe ser quemada en una olla de barro nueva durante una noche,
para luego enterrarse todo junto, pues de lo contrario se hinchará la paciente. Y los paños que se
ponen en los senos cuando dan de lactar, no deben ser colocados al sol, pues,
esto les hará secar la leche.
En este orden de
cosas, también les atribuyen a ciertas afecciones anales de los lactantes, (Chichilchchissian - defecaciones escasas
y frecuentes), a que se les ha besado en la boca a las criaturas; Y otras intestinales, en que presentan
diarreas verdes y lloran en la noche, las atribuyen a que han dejado serenar los pañales de los
lactantes (Ccaiccasccan-sereno); Empleando para su tratamiento, el “llamar a
la criatura”; Para lo que recogen la basura de las cuatro esquinas del patio en
que se serenaron los pañales, la mezclan con ruda, romero, salvia e incienso y
tela de araña. Luego todo esto se hace arder a la llama (brasa) dentro de la
habitación y se sahuman los pañales y a la misma criatura.
Otras veces las
diarreas infantiles son atribuidas a que los intestinos se les ha volteado a
los niños, por las caídas que experimentan al pretender caminar; llamando a la
enfermedad por ese concepto “Cunchulpascca”
en quechua y “hipill-jalsuta” en
aimará (intestinos volteados, en ambos casos); Y curándola
con pequeñas sacudidas, puesto el
niño sobre una manta, con el objeto de volver a los intestinos a su verdadera
posición, la que se mantiene luego con
una faja.
La “ttiuka”, es una erupción cutánea (granos
en la cara), por haber pisado un sapo o un ratón, que chupó la sangre del
paciente. Más generalizada aún está entre los indígenas la creencia de que los
agónicos (huañussián- que se está
muriendo), exhalan la “apostema”
(secreciones bronquiales), el cual puede enfermar a los que cuidan al paciente;
Entonces, aún no ha muerto o acaba de
expirar, le sujetan un lazo en el cuello. Pues el es el demonio (supay)
el que se ha introducido en el cuerpo.
Es frecuente entre
los pobladores del altiplano el uso de un lazo,
sujeto más allá de una lesión o enfermedad (edema de una pierna, por
ejemplo), para evitar que avance más lejos.
También acostumbran
para que el muerto no contagie su enfermedad y haga más víctimas en una casa,
“tapar la sepultura” (sepultura - ppamppaycuy),
procedimiento que consiste en ir hundiendo un cuchillo en diferentes sitios de
la habitación, y en el que se introduce,
ahí está la sepultura (lugar que devoró al difunto), la que procede a tapar con
alcohol, vino, kerosén y tres hojas de coca de las mejores “qquintus”. Para “ alejar la pena de la
casa “, hacen que todos los presentes mastiquen
coca, reúnen los residuos (pijchus),
para luego arrojarlos lejos, aparte de realizar otras maniobras de invocación
sobre las mismas sustancias anotadas, a las que agregan vino o alcohol y
dinero, y siempre en la mayor reserva y a la media noche.
En plena
montaña, a orillas del lago Titicaca, se
conoce una enfermedad que los naturales
denominan “Chchiquimachu” (de chchiqui – inmaduro, verde y machu-viejo) y que consiste que el
paciente duerme todo el día, permaneciendo despierto en la noche, en la que,
incluso, hace su proyecto para la labor del día siguiente, en el que,
nuevamente, cae en su sueño; este mal, que termina por perjudicar completamente al sujeto; Se acompaña de hinchazón de la cara, atribuyéndola los indígenas a la ociosidad de los que la
padecen.
La viruela,
Sarampión (“chocco” en aymará), a los
niños los ponen cerca de los que la padecen, para que de criaturas “pasen las
fiebres “, edad en que no es peligrosa,
pues a la parte estética del rostro,
por las cicatrices no le dan importancia, y cuando se ha declarado la
enfermedad, dan a tomar zumo de bosta de vaca, o una infusión en leche de
burra, de “orchata”, “purururo”, “airampo”, almendra, pajas bravas (para que la erupción se exteriorice),
cuerno quemado de venado, flores de rosas (las mismas que junto con ajos les
pasan por las órbitas para que no les salga erupción en los ojos.
La neumonía, que la
reconocen por la tos (uju) y el arrojar sangre, la tratan con diversas plantas: Como la infusión de
“panti-panti”, “huira – huira”, “choquecanlla”, “chchitincoya”,
“ichu-ichu”, “qqueto – qqueto”, ”yahuarchoncca”, ”yareta”; Pero, especialmente, con el “laccato “(larva de un gusano blanco, carnoso, cabeza color café, de
2 a 4 cm. que vive en el subsuelo), Pulverizado después de tostarlo. Los
indígenas usaban la sangre de zorrino en el tratamiento de esta enfermedad,
siendo así que este animal se alimenta casi exclusivamente de “ Laccatos”.
Los hematomas, que
la tratan pasando el abdomen de la rana (cjayra)
por la parte afectada, o poniendo carbón pulverizado alrededor de la parte
afectada.
La angina, que la
curan tostando el excremento de res ó
del perro y aplicándolo como emplasto en
la garganta. O los gargarismos de las siguientes plantas:
“Auja-Auja”, Cebolla, Chancorma,
Manzanilla, oca, Quinua, Romero, Sauco;
El “Chujchu” (Tembladera) (que la agarran a
los indígenas en sus andanzas por los valles) que la curan dando a tomar orina
de llama.
Otras enfermedades
febriles, que las tratan poniendo un pedazo de pulmón de llama a la
planta de los pies, o el cuy abierto
aplicado sobre el vientre del enfermo, o dando a tomar la infusión de las
siguientes plantas de la región: álamo,
ccahuala, chancoruma, chchitincoya ,chchullo , choquecanlla, iru –Ichu, ñuñumea
(bañando a las criaturas en su cocimiento ), pupusa , Quinua, Sauco, sutuma.
La epilepsia: Dándole
a beber en gotas la sangre del insecto “Taparacu”
(murciélago), o el jugo de la corteza del Sauco.
Las verrugas: a las
que aplican la sustancia aceitosa y
fuertemente cáustica que segrega al arrancársele una de las extremidades del “uchuccaspa” (insecto de color negro con algunos
jaspes amarillo – anaranjado), o
pasándoles con cebolla.
Las fracturas de
los huesos que las tratan con el lagarto
(“Acarigua “) molido, como
emplasto, y con infinidad de hierbas: el “chchucu –chchucu” (del
aymará chchucu - coser
o suelda con suelda ), “chchoncca
–chchoncca”, “qquita-huichullo”,
“muña”, “pulla-pulla”, “misiku”, “huilalayo”, “sallcca”, “chillca”, “ttola”;
Las odontalgias por
caries, que las tratan aplicando
localmente con un trocito de ”collpa”, (tierra salitrosa) o de la lengua del “jaccayllo” o “pito” (ave
de la puna), además, cuando se toma el caldo de la carne de esta ave.
También se curan
las odontalgias, con las siguientes plantas; Mascando las hojas de “allcco-qquisca”, aplicándose la resina
del molle, o trocito de quisa.
Los ataques
nerviosos de las criaturas, que los curan dándoles a beber en vino dos o tres
gotas de la sangre de golondrina.
Los cólicos
intestinales: que los alivian dando a tomar en bebida el excremento tostado del cuy o el jugo de la
bosta del caballo.
El “surumpe” (irritación conjuntiva y retiniana por los reflejos solares sobre la
nieve), que lo tratan aplicando sobre los ojos un colgajo de piel sangrante de
vicuña.
El “soroche”
(mal de altura), para el que toman cañihuaco,
o masticando o introduciendo a las fosas nasales el ajo.
El etilismo
crónico, que lo curan con la huanchancca.
Los partos
difíciles, que los trataban sacudiendo (“suysurcun”)
en una manta a las mujeres embarazadas, o haciéndolas oler las hojas de coca –( ccoca).
Las enfermedades
mentales, en casos de locura furiosa, ponen ortiga en un gran saco, en el que
introducen al paciente, liándolo fuertemente dentro de él para sacarle después
de algunas horas.
Las afecciones
hepáticas, que las tratan con el cocimiento de diversas plantas: allcco-qquisca, ocoruro, canchalahua, ajo,
carhuajincho, ichu-ichu, januccara, llague, manca. paqui, oca, paicco, perejil,
purapura, qqueto-qqueto, romero, huilalayo, zarzaparrilla.
Las enfermedades
del estomago, que las curan tomando “chacco”
una tierra amarilla de silicato de alúmina,
disuelto en agua y las infusiones de las siguientes hierbas: ajenjo alcachofa, allcco-qquisca,
canchalahua, cedrón, congona, chijchipa, girasol, haba, huallhua, manca-paqui,
manzanilla, llague, muña, oca, orégano, paicco, pinco-pinco, pura-pura, romero,
salvia, sauco, sauce, ulluco, huilalayo, hierba de santa marí.
El reumatismo,
artritis, y dolores musculares en
general, que las tratan localmente y con el cocimiento de diversas plantas: Airampo,
alcachofa, canchalahua, ccata, ajo, molle, chchucu - chchucu, januccara,
manzanilla, muña, quisa, romero, sauce,
ullucu (localmente en rodajas), yareta.
Las estomatitis (inflamación
de la mucosa de la boca) en general, que las tratan con el uso de diversos
vegetales: airampo, verdolaga, ocoruro,
cañihua, januccara, orégano, pinco-pinco, pupusa, romero, trébol.
Las heridas
recientes y úlceras crónicas, que las curan con la aplicación local de las
siguientes plantas y su cocimiento; ccala-ccala,
carhuajincho, cebolla, congona,
molle, chchiri-chchiri, girasol, kishuar, layo, llantén, mancca-ppaqui,
orégano, palma real, pinco-pinco, romero, totora.
La parálisis
musculares, que la tratan frotando con la maceración de la salvia en alcohol.
Las enfermedades
del corazón, que las curan dando a tomar
sangre de cerdo o el cocimiento de las siguientes hierbas; Cedron. Congona, hallpa-tica, llague, phusa-phusa, romero.
El insomnio, para
el que dan Quinua, ajo, carhuajincho
( dicen que las semillas de esta planta tienen
propiedades narcotizantes).
Las afecciones
oculares, que las tratan con gotas o
lavados de las infusiones de las siguientes plantas: layo, manzanilla, rosa de cien
hojas, sauco, ambarina, ccala-ccala.
La conjuntivitis lo
curan pasando humedecido por los ojos el
cordón umbilical que ha guardado del
hijo hombre.
Las afecciones del
oído, que las curan localmente usando las siguientes yerbas: congona, manca-paqui, oca, orégano, Quinua.
Las enfermedades de
la piel, que las tratan localmente con diversas plantas: ccala-ccala, carhuajincho, ajo congoja, haba, paico, pinco-pinco,
ortiga, sutuma.
Las afecciones
bronco-pulmonares, que las curan con infusiones de los siguientes vegetales: turpa, yahuarchoncca, ajo, ambarina,
cañihua,, ccaca-suncca, yareta, carhuajincho, cebolla, molle, chancoruma,
chchiri-chchiri, choquencalla, eucaliptos, haba, huira-huira,
ichu-ichu,jallpa-tica, quisa, Quinua, qqueto-qqueto, panti-panti, orégano,
manca-paqui, mutipata, malvavisco, paicco, romero, qquenchamali, jallu-jallu,
kusmanpaya, layo, llantén.
Las laringitis, que
las tratan con las siguientes plantas: ocururo,
orégano, romero.
Las hemorragias,
que las atienden localmente con los siguientes vegetales:, achancui,
cebolla, perejil, ortiga, totora, huilalayo.
Las hemorroides y
varices en general, que las curan con aplicaciones locales o el barro de
cocimiento de diversas plantas; álamo,
allcco-qquisca, berro, linaza, ajo, quisa,
rosa de cien hojas, sauco.
Las afecciones
intestinales, que las tratan dando a tomar la
infusión de diferentes vegetales: allcco-qquisca,
ambarina berro, cañihua, ccamasaire, molle, carhuajincho, cedrón, chchucu-chchucu, ajenjo, ajo, grama dulce,
huanchancca, álamo, linaza, llague, totora, manzanilla, paicco, palmareal,
perejil pinco-pinco, Quinua, quisa,
retama, romero, rosa de cien hojas, sauco ttola, verbena, sauce, verdolaga,
huilalayo.
Las mordeduras de
los perros rabiosos y otros animales que las tratan localmente y dando a tomar
las infusiones de las siguientes plantas, cañihua,
ajo, cebolla, llantén, perejil.
Las afecciones
renales, que las curan con la infusión de las siguientes plantas diuréticas: álamo, alcachofa, ajenjo, allcco-qquisca,
altamisa, amor seco, auja-auja, berro, canchalahua, carhuajincho, cebolla,
ccoca-ccoca, molle, chancoruma, chchucu-chchucu, choquencalla, grama
dulce, huallhua, ichu-ichu, kishuar, layo, oca, paico, perejil,
quisa, retama, llantén, manca-paqui, muña romero, salvia, sauco, sutuma, verdolaga, yahuar-chchoncca, zapatilla.
Las afecciones
propias de la mujer, (inflamación del útero, etc.) Que las tratan con la infusión y localmente
por las siguientes yerbas; Altamisa, auja-auja, berro, carhuajincho,
ccata, cebolla, ccoca-ccoca, molle, chchitincoya, chillca, choquencalla, ccaca-suncca.
Los parásitos
intestinales; que las curan con el cocimiento de los siguientes vegetales: álamo, ajo, altamisa, cebolla, molle,
huanchancca, huallhua, perejil, quisa, hierba de santa maría.
Los
envenenamientos; que los tratan con la
infusión de molle como antídoto.
Las inflamaciones
locales, panadizos, etc. para las que emplean las siguientes plantas: sauco, ttola, yareta, altamisa, amor seco, ccala-ccala,
huarancaiso.
Entre los aymarás,
también tienen maneras muy peculiares de curar nuestras enfermedades.
Así las afecciones
del hígado, (kwacha-usotaqui,) las
tratan dando a tomar infusiones
de espino de perro, (anu chapi) y las
hojas de Apio (apio-lapi). las gastritis
(ardencias y acideces del
estomago) dando a tomar el berro molido,
y pasado en agua de cañihuaco (ocoruro-hiata, cañihuaco-umaru) o comiendo las hojas de
chicoria, (ziqui lapi).
Las anginas, (mallca uso), empleando gargarismo de
hojas de coca con sal, (coca lapi jjocochata jayumpi), o de
vinagre, ó toques de “lejía” molida,
mezclada con aceite de almendras, (llucta
hiata).
La epilepsia,
tomando la sangre de rana, (kayra-huila) con incienso y copal, o tomando la sangre del murciélago ( chiñi huila), en un poco de vino tinto con incienso, por tres días martes y en ayunas sin
que se entere el enfermo, al que hacen
dormir con un trozo de collpa, (tierra blanca salitrosa) , que luego el CHAMAN
se lo lleva para quemarlo en una fogata preparada previamente con hojas de coca, (coca-lapi), incienso, sebo
de llama, (Untu liqui), ccoa y flor de ttola, pues la ccollpa le ha sacado la enfermedad
del corazón.
El flujo de sangre,
(lloco) tomando la infusión del
trébol rojo, (huilalñuyu), cáscara de
huevo de avestruz Quemada, (acuna suri
nacata) y lacre rojo, (chuquisac-chaco), o el mate de las pepas de sandia tostadas y
molidas, (sandía - chira. ) Y, externamente,
con lavados de cáscara de granada hervida, en agua de romero, (granada-cillpe).
La supresión de
orina, (chojo taccataqui), tomando como diurético el cocimiento del
tronco del zapapinco, grama dulce, (cuchucho),
grama tostada (granagampi), cabello de choclo (choclo ñicuta),
cola de caballo, (cepa caballo).
La viruela, (choco uso), tomando la infusión de
choquecanlla y paja brava (iru punta),
durante los días de fiebre, antes de la erupción, y luego en ayunas, como
jarabe, cernido el estiércol fresco de vaca, (huca cama susuta), para que no vuelva la fiebre, y si hay recaída
de ésta, tomando la infusión de ortiga de flor amarilla (Nina zancu).
En las parálisis
faciales de frío (aire) poniendo al
lugar afecto de la cara un parche preparado con estiércol humano (jaquee jama), ajos, ortiga de tronco
rojo (chupica atapallo), mezclado y calentado, las partes traumáticas
(nasahuira achtayanataqui) ,
taponándose con polvo de algodón
quemado, el mismo que lo contiene con la membrana del huevo, (cauna sillpi), o lavando las heridas con
la infusión de malva (malva lapi) y qquentolapi,
y poniéndoles a manera de pomada el Untu sin sal , batido y lavado, con
aceite de almendras u hojitas tiernas de qquento
con hojas de jinchu-jinchu (usuchjata gistapama).
Los dolores de
cabeza (peque usutaqui), poniendo un poco
en las sienes, de ortigas de tronco rojo
y blanco (atapallo chupica y jancu
atapallo) machucadas con los pies.
La retención de la placenta: (jacaña), tomando mates de cabeza de
cebolla, (cebolla taja) con raspado de jabón o simplemente de tronco de zapallo
(zapallo tuna).
Los dolores de huesos, (pusunaca quintaraya- yatanaqui), haciéndoles la “fugia”, o sea la frotación y la aplicación en la zona
afectada de coca masticada con hojitas de chchiri-chchiri y alcohol, sujeta con
bayeta tibia o caliente, a manera de vendaje.
las fracturas de los huesos (ampara paquita, cayu paquita),aplicándoles
localmente el parche de la culebra molida (acero
hiata), chancaca negra (chiara
chancaca), chchiri –chchiri , sanca ayu, y chchucu-chchucu.
El estreñimiento:
purgando con la infusión de un pequeño
trozo de raíz de huanchancca, ya que
es una planta venenosa; Pues llega a matar a los animales que la comen en
abundancia.
El raquitismo y la
debilidad pulmonar de los niños (tagayocallanacataqui
Chuyma usuta), dando leche de burra negra, (chiar asnura) y mazamorra de Quinua con calcio, que entonan los
huesos (catagüi allpi) y fortifican
los dientes (chacaru acolacasru gualiege).
La tuberculosis
pulmonar (kajia zamantata),
administrando en vino tinto hervido, incienso, bálsamo de copal y un huevo
batido de gallina (cauna doncella).
La colerina (cólera
uso), dando a tomar en infusión de orina
de criatura (guagua chojo), la cáscara de limón tostada (limón nacata).
La neumonía (ttaya constipa), tomando la mezcla de la
sangre de gallina negra (chiara huallpa)
recién muerta, bálsamo de copal, cebolla hervida, sal, (jayu) y aceite tibio.
La tifoidea (ysca uso compadre), ingiriendo en la
infusión de (layu), sangre de ranas,
sal de limón y bicarbonato de soda.
El tifus (hacha uso compadre), administrando la
sangre del sapo en el cocimiento de las siguientes plantas; ocoruro, pusa-pusa,
hierba de campo, (Nina sancu) y ortiga fina, y externamente, baños con orina
guardada (chojo tamata), hervida con
estiércol de gallina (huallpa jama).
Aún cuando éste arte
de curar lo ejercita el indígena en su gran mayoría, es casi siempre
potestativo de un cierto sector de la masa aborigen, al que se consagran con una
casi absoluta dedicación; y algunos individuos adquieren tal popularidad como verdaderos
médicos indígenas, que son buscados desde apartadas regiones de la comarca,
para someterse a sus tratamientos.
En los países de
Perú, Bolivia, y el norte Argentino
son famosos los chamanes de algún distrito de la provincia del cercado,
seguramente por sus prácticas terapéuticas y por abundar en este lugar las plantas
medicinales de la región del altiplano.
Es preciso mencionar
que; El arte medicinal esta siempre unido al adivinatorio (como que el
diagnóstico patológico y el pronóstico entre ellos, no es sino una de las formas
adivinatorias generales). De ahí que casi siempre se consulte a uno de estos
especialistas, de un enfermo, como de un objeto perdido, del porvenir de una
empresa o pareja.
El motivo de su
profesión es diverso, unas veces por que provienen de pueblos cuyas gentes son
proverbialmente reconocidas.
Otras por que
fueron agarrados por un rayo o por que poseen un carácter anatómico, en
especial de su cuero cabelludo (Chajrauma
o cuero cabelludo encefaloide), incluso los que aprendieron esta prácticas,
aún cuando los actos supersticiosos de los Indígenas son completamente
reservados y secretos.
Los nombres de
estos sabios personajes (Chamanes) son diversos; según la localidad, la
importancia de su profesionalización y la lengua quechua o aimará que los exprese:
·
Paccos o hatun-paccos (videntes o
gran videntes).
·
Camiles (portadores de remedios y
amuletos).
·
Pururey (curanderos).
·
Sonccoyoc (que tiene corazón).
·
Ñahuiyoc (que tiene ojos).
·
Huatocc (el que piensa mucho).
·
laickas (brujos).
·
Yatiris (sabios, consejeros).
·
Ccolliris (curanderos).
·
Callahuallas (portadores de remedios y amuletos).
Si bien la mayor
parte de estos médicos indígenas se les
reconoce por el renombre de que vienen precedidos, no faltan algunos que se
distinguen por su vida retraída y ceremoniosa, por su habitabilidad en lugares
alejados y generalmente altos de la comarca o por su particular modo de vestir,
como los callahuayas, que llevan un sombrero blanco grande de paja, un poncho
de rayas multicolores, amplia alforja
repleta de yerbas medicinales y
amuletos, pantalón de bayeta, hojotas y
un bastón; a la vez que son trotamundos por excelencia.
La manera como
estos médicos indígenas llegan al diagnóstico y pronóstico de una enfermedad,
es consultando a la coca, a las entrañas de los animales y también a la collpa,
a la vez que practicando preguntas al
paciente o allegados, hasta descubrir que tienen un enemigo oculto, ó
que en cierta oportunidad sufrió un susto, o una caída, que le ha alejado el
espíritu, le ha descentrado el corazón, o la ha agarrado la tierra, aunque
tienen signos dominantes para diferenciar a sus enfermedades:
·
Una erupción menuda en todo el
cuerpo para el Huayrascca (por el aire).
·
Fiebre de noche para el Japesccascca (agarrado por la tierra).
·
Llanto de noche y deposiciones
verdes para el Ccaaiccascca (por los
pañales serenados).
·
Sobresaltos al dormir para el Urañascca (asustado).
·
fiebre para el Kkichuascca (corazón descentrado), etc.
La consulta en las
entrañas de los animales o en las hojas de coca es general en todos los
Indígenas para la curación de las enfermedades y los actos adivinatorios en
particular, procediendo siempre ceremoniosamente, a la media noche o en ciertos
días de la semana (martes o Viernes), con hojas escogidas (qquintus), acompañadas de otras sustancias numerosas y de lo más
variada: Copal, incienso, ají, maíz blanco, lana o algodón, vino o alcohol,
dinero, etc. las hojas de coca las dejan caer sobre un pañuelo multicolor (incuña),
interpretando sobre ellas.
Si descendió una hoja
doblada, significa ataúd y muerte; de contornos recortados, enfermedad; si está
ennegrecida, luto; etc. En la collpa
creen encontrar signos de pronóstico, por las diversas figuras que se forman en
su superficie cuando la ponen a hervir con orina guardada de mucho tiempo (jispay-pocko.)
La etiología y patogenia
de las enfermedades conocidas por los medicos
indígenas del altiplano, son sumamente escasas y limitadas; un susto (que alejó
el espíritu), una caída (que los agarro a la tierra o las descentró el
corazón), el aire, el rayo, el sereno, un maleficio, por nombrar algunos.
Además; tienen un arsenal terapéutico muy amplio por la
modalidad, no solo regional si no hasta
personal que le imprimen, también puede reducirse a los actos de hechicería
(moldeados casi todos ellos en un mismo patrón, si se les analiza en el fondo).
El uso del empleo de diversas sustancias medicinales, aparte de la intervención
sugestiva que requieren algunas dolencias, el éxito y el renombre de la
medicina aborigen en el altiplano, sigue
vigente.
Ángel Quispe Lima.