viernes, 25 de enero de 2013

MEDICINA ABORIGEN EN EL ALTIPLANO PERÚ Y BOLIVIA


MEDICINA  EN EL  ALTIPLANO

El lago "Titicaca” el más alto y extenso del mundo, de donde la mitología hace nacer la humanidad, está constituido  casi totalmente por Indígenas (90%) la mayor  población indígena entre los demás pueblos de América, herederos de la más antigua e importante civilización del Tawantinsuyo  conservan todavía en estado de pureza su medicina ancestral y toda su filosofía de vida, y éstas, están dominadas por ideas mágicas  en la concepción del origen de las enfermedades y sus tratamientos, que de este modo resultan originales y  propios del poblador Altiplánico.  

Generalmente, es la tierra  (Pacha) la que mayormente preocupa y domina la vida del Indígena. Pues: Ella toma el alma de las personas que enferman y devora a los que mueren.

Es divinidad, que premia o castiga cuando se la ha pagado o se le  ha olvidado.
 
Los Indígenas, Antes de libar en sus fiestas, derraman un poco de bebida en el suelo (ttinca);  y  cuando compran una propiedad, halaga a la tierra rociándole con un poco de coca y licor, en ofrendas ceremoniales. Cuando construye una casa, riega el suelo con sangre de una llama, para que su espíritu la libre de los ladrones y la mala gente;  para vivir muchos años ofrenda a la tierra, enterrando en cada 1º de Enero un conejo, que sustituirá al dueño.
 
 Después son:
 
 El aire (aira).
 El rayo (Kkejo).
 El sereno (Ccaiccasccan).
 El frío (Chiri).
 El calor (Ruppay).
 
Un susto, una caída, el pisar un sapo, un ratón o un pijchu de coca,  etc.  Son los causantes de la  mayor parte de las enfermedades propias de la medicina aborigen; No ignorando tampoco muchas de las nuestras: como las afecciones del estomago, de los riñones, etc.
 
Casi en su totalidad, los pobladores del altiplano  reconocen el hecho de  que  la tierra los sustrae (hallpa–hapiscca o Japesccascca, de la voz  quechua, jappescca–agarrado, aprehendido,     o en aimará Catja–    que se lo va a llevar la tierra).

Especialmente cuando han sufrido  un golpe, una caída o un susto (urañascca –asustado)  por haber sufrido una impresión violenta, (haber sido sorprendido bruscamente por un sapo, una culebra, haberse caído).  Etc.
 
En cuyo caso, cuando está asustado dicen que el ánimo  (alma) se les aleja.
 
También: Cuando se ha caído (muestran síntomas de inapetencia, palidez, delirio, “suspira como si tuviera mucha pena“, adelgazamiento, fiebre), se lleva a la boca un poco de tierra del sitio en que sufrió el golpe. Cuando ha experimentado un susto, como prevención, cualquiera de los presentes procede a llamar a su espíritu, de su nombre o con la simple invocación: Hampui, animo (ven alma).
 
Para el tratamiento del Japesccascca, los Chamanes proceden de la manera siguiente:   Si el caso es sencillo, acuestan al enfermo, toman  el pulso, hacen algunas auscultaciones en el pecho, enseguida preparan un poco de lana  o algodón en el que envuelven, un pedazo de sulfato de azufre (“ccollpa “) con el que le pasan por todo el cuerpo a manera de limpiarle (“Pichascca”, barrido).

Procedimiento con el que  limpian del mal que aqueja al paciente; y después de hacer invocaciones a los cerros más próximos, le dan de tomar un mate de yerbas  aromáticas, y el Chaman sale de la  habitación llevándose el pequeño envoltorio de “ccollpa “, rodeado de lana o algodón, y se lo lleva a los lugares donde creen que la tierra lo ha agarrado, y que son indicados por el enfermo, donde ha recibido el susto o golpe, desde allí vuelve invocando a los cerros  (“Achachilas “),  para que devuelva  la salud,  la calma,  el reposo,  la tranquilidad al enfermo, arrojando a su vez el envoltorio a los barrancos. Después de “ccolpear al enfermo se llevan algunas prenda de vestir de éste, con cuyas ropas llaman por varias veces el nombre del paciente es decir, a su espíritu.
 
Todas estas ceremonias las hacen a partir de las doce de la noche, por lo que toman un aspecto misterioso.  Cuando se trata un caso grave, previenen a los familiares del paciente que en la habitación donde está el enfermo no debe estar sino el que cuida y el que cura.  
 
Después; Le toma el pulso, hace las auscultaciones en el pecho;  extiende su “incuña “de coca   (pequeña servilleta tejida de lana y de vario colores), alza y arroja por varias veces la hoja,  mira,  hace observaciones,  vaticina,  murmura silenciosamente; diagnostica y pronostica el mal.
 
Luego hace caldear fuertemente un pedazo de “ ccollpa “, al que junta un poco de tierra roja “Taco “, más un poco de “Untu “(sebo de llama sacada de la región del pecho), con ese conjuro, hecha los pases de limpia por todo el cuerpo del enfermo,  pero en forma rápida, de tal modo que no-se enfríe la “ccollpa “;

Esto es acompañado con invocaciones, oraciones y exorcismo, y enseguida arroja la ccollpa a una olla de barro,  donde de antemano ha hecho hervir orina descompuesta y probablemente por el cambio de temperatura o por las sales que contiene la orina,  la “ccollpa” deshace una especie de nata color plomo oscuro con forma muy extraña, en alto y bajorrelieve en las que el Chaman afirma si el enfermo sanará o no enseguida.

El Chaman se lleva la olla con todo su contenido, manifestando  oraciones cuidadosamente, se lo lleva por siempre la enfermedad para arrojarla en los barrancos, y dejando encargado de que nadie debe entrar al cuarto del enfermo, hasta el día siguiente.
 
Los menos entendidos en estas curaciones, practican actos similares pero más sencillos en el tratamiento del Japesccascca.
Otras veces, se coloca en un lienzo: sal tostada y diferentes sustancias  (Incienso, collpa, huraccoya, coca, añil, checa, maíz blanco, etc.), y lo pasan por el cuerpo del enfermo, a la vez que balbucean. Ccaisccascca, Urañasca, ripuy, llocsi (Viento, susto, vete) portando enseguida el contenido para arrojarlo lejos.  Cuando no lo arrojan; hacen un muñeco con él, que tiene que estar junto al enfermo mientras este duerme, que luego será enterrado en el lugar donde el paciente cayó o asusto; O más simplemente aún, pasándole con tres hojas de coca, de la  cabeza a los pies, por tres veces, y arrojando luego al fuego estas sustancias, también, los mismo hacen para el que sufre la agarradura de tierra. También usa siete tierras de diferentes colores, con las que hace los pases sobre el enfermo, las mismas que le da a tomar un tanto, para luego llevarse el resto a arrojarla lejos.
 
Es el  AIRE otra de los enfermedades de la población indígena, generalmente mas  aceptado. De cómo influyó y en qué momento, es  seguramente lo que menos interesa, pues, es frecuente que uno está sometido constantemente a su acción nociva  (un enfriamiento cuando  estaba transpirando);  es el Yatiri el que hará el diagnóstico de Hauyrascca (Que le a dado aire), por una inflamación en las partes oculares, con cierta asimetría en la cara, algunas veces acompañada con una erupción cutánea menuda y generalizada. Para aplicarle la terapia correspondiente: Usará de las plantas y sustancias proverbialmente conocida para atacar el aire (Hauyra – hauyra, ruda, ají, ajo, tabaco, azufre, etc.) ahumándolas (Ecoñiscca – ahumar)  o colocándolas en la región  afectado o empleando en sus actos sugestivos de pases y sesiones chamánicas.
 
Otras veces, es la visión de un muerto, lo que hace enfermar (entrar aire) y entonces dicen que tienen  “Ayahuayra”  (de aya – viento.).
 
Otra enfermedad muy generalizada  en la concepción  aborigen es la que se produce por una caída o golpe, que ha sacado de su  sitio  al hígado o al corazón, a la que llaman en  aymará “Chuyma-jaccsuta“ y en quechua  “ Kkjichuascca” (de Kkjichuascca – hígado); para designar que el corazón se halla descentrado.
 
Diagnosticado esta dolencia fundándose generalmente en el temblor del cuerpo, aceleración del pulso, vomito. Procedían a su curación mediante el siguiente procedimiento:
Hace sentar al paciente, sobre una “Lliglla“ (manta), con las piernas completamente estiradas, las manos caída a plomo,  el busto erecto, la cabeza levantada; Después le levanta la mano y brazo derecho en toda su longitud, sosteniendo el yatiri con la mano izquierda, y con la derecha le da unos tirones suaves en cada dedo y por orden, y de vez en cuando  le va frotando el antebrazo hacia  abajo hasta el codo más o menos, y para terminar su operación  le da tres tirones de la mano; igual operación hace con el brazo y la mano izquierda; luego toma por sus puntas un pañuelo doblado diagonalmente y tensándolo, le da golpes en la cabeza en forma cruzada, después el mismo pañuelo doblado lo pasa por los dos  costado y le da golpes tezantes.

Terminada esta operación hace echar al paciente de espalda, completamente horizontal, enseguida le toma los pies juntos con ambas manos y da unos tres tirones; después lo coloca en su primera posición  y toma con ambas manos la “Lliglla“ del  lado derecho y le da otras tres sacudidas, e igual operación hace con el lado izquierdo; luego le amarra el contorno del pecho una faja ancha y lo hace acostar a su cama del lado que tiene el párpado caído.

Era creencia muy generalizada entre la masa aborigen del altiplano, que las enfermedades provienen por el frió o por el calor, especialmente las relacionadas con el aparato ocular, digestivo y urogenital;
Entonces dan a tomar las plantas que neutralizan uno u otros malestares por sus conocidas propiedades frías o calientes.

Para  esto, el indígena dispone de abundantes hierbas de toda clase y de personas especializadas en el conocimiento de su aplicación.
 
En el caso de la acción nociva del calor o de la luz (“Arrebato“), marcada por una irritación conjuntiva  o por una fluxión de la cara, se colocan  a  las plantas de los pies y axilas: clara de huevo batida  y espolvoreada de   licor.

A partir de esta influencia maléfica de agentes exteriores, tiene el indígena arraigada  el pensamiento en el “daño“, o sea el medio de que se ha valido otra persona para enfermarlo: Mediante una toma  (para azonzarlos, idiotizarlos, alocarlos, o maltratarlos) dentro de algún alimento que fue invitado hipócritamente ó mediante las prendas  intimas del paciente. Con las que hicieron un muñeco al cual martirizaron para que su dueño sienta los mismo dolores y enterrándolo, para eternizar la enfermedad.
 
Otras veces agarrando un sapo, al que acribillan de espina de cardo y lo entierran vivo, para que muera un enemigo a la vez que el animal.

Entonces; la labor del Yatiri al que consultan siempre, se reducirá en este caso a descubrir el maleficio, o sea la causa del “daño “, comenzando por cerciorarse de los amigos del enfermo, los móviles que pudieron  tener para despertar  su venganza, lo que utilizaron como instrumento del daño, el lugar y la forma como fue enterrado, etc.; Eliminando todo lo cual causare daño, porque; Devolverá la salud  a la persona que la había perdido de esta manera.
 
Para averiguar estas diferentes causas, el Yatiri recurre a una serie de maniobras de orden adivinatorio, no faltando nunca la consulta a la hoja de coca.
 
En el Altiplano Colla  está muy generalizado un concepto médico (patogénico y diagnostico) de las enfermedades, conocido con el nombre de  ”Truca “ de las palabras aymara trucaña y quechua trucana, que quiere decir cambiar.
 
Según este procedimiento, que consiste en colocar  un cuy negro, una oveja blanca o un gallo colorado, sobre el cuerpo del enfermo y luego matar el animal y autopsiarlo, el mal del enfermo se encontrará en el mismo órgano del animal, con la que quedaría hecho  el diagnostico.

La manera de curar el “truca”, consisten en colocar diferentes partes del cuerpo del paciente febril (axilas, especialmente), unas sustancias alimenticias  (queso por ejemplo), la que recogería el mal; La misma que es arrojada lejos, para que se lleve la enfermedad; la que pasaría al  animal que la coma o a una persona ó cuando se la ha puesto  a la venta, con la que se conseguiría más eficacia  en el tratamiento.
 
Otras veces, el animal es ofrecido al mismo enfermo, sirviéndosele en una rica comida, o incinerado, enterrado o arrojado lejos.

El tratamiento por la “truca” es completado, por la “ttaccara”,que  consiste en atar al cuello o puño de los que están  cerca del paciente un pedazo de lana  (ccaito), para luego arrancarlo  en la media noche, dando gritos para ahuyentar al supuesto enemigo.
 
Existe una enfermedad muy generalizada en el poblador indígena, llamada “Irijua “, que ataca a los niños, porque la madre embarazada vio un muerto o por celos al nacer un nuevo  hermanito a quien se le engríe, y consiste en empalidecimiento, tristeza, excitabilidad, de la menor causa llora sin motivo, adelgazamiento, diarrea, a veces vómitos, y que la curan con los más diversos procedimientos,  especialmente de distracción  al menor, llevándolo a las corrientes de agua  a que arroje piedra, o poniéndolo collpa  (tierra salitrosa)  en contacto del cuerpo mientras se invoca a los anus (dioses tutelares)  en la media noche, luego se quemará. También se puede realizar la curación en poner a la criatura dentro del estomago, (panza) de una vaca, recién preñada.
 
Otras prácticas muy generalizadas entre los antiguos pobladores, son los que se refieren al uso de la placenta, que debe ser quemada en una olla de barro nueva durante una noche, para luego enterrarse todo junto, pues de lo contrario se  hinchará la paciente. Y los paños que se ponen en los senos cuando dan de lactar, no deben ser colocados al sol, pues, esto les hará secar la leche.
 
En este orden de cosas, también les atribuyen a ciertas afecciones anales de los lactantes, (Chichilchchissian - defecaciones escasas y frecuentes), a que se les ha besado en la boca a las criaturas;  Y otras intestinales, en que presentan diarreas verdes y lloran en la noche, las atribuyen  a que han dejado serenar los pañales de los lactantes (Ccaiccasccan-sereno);  Empleando para su tratamiento, el “llamar a la criatura”; Para lo que recogen la basura de las cuatro esquinas del patio en que se serenaron los pañales, la mezclan con ruda, romero, salvia e incienso y tela de araña. Luego todo esto se hace arder a la llama (brasa) dentro de la habitación y se sahuman los pañales y a  la misma criatura.
 
Otras veces las diarreas infantiles son atribuidas a que los intestinos se les ha volteado a los niños, por las caídas que experimentan al pretender caminar; llamando a la enfermedad por ese concepto “Cunchulpascca” en quechua y “hipill-jalsuta” en aimará (intestinos volteados, en ambos casos);  Y curándola  con pequeñas sacudidas,  puesto el niño sobre una manta, con el objeto de volver a los intestinos a su verdadera posición, la que se mantiene  luego con una faja.
 
La “ttiuka”, es una erupción cutánea (granos en la cara), por haber pisado un sapo o un ratón, que chupó la sangre del paciente. Más generalizada aún está entre los indígenas la creencia de que los agónicos (huañussián- que se está muriendo), exhalan la  “apostema” (secreciones bronquiales), el cual puede enfermar a los que cuidan al paciente; Entonces, aún no ha muerto o acaba de  expirar, le sujetan un lazo en el cuello. Pues el es el demonio (supay)  el que se ha introducido en el cuerpo.
  
Es frecuente entre los pobladores del altiplano el uso de un lazo,  sujeto más allá de una lesión o enfermedad (edema de una pierna, por ejemplo), para evitar que avance más lejos.

También acostumbran para que el muerto no contagie su enfermedad y haga más víctimas en una casa, “tapar la sepultura” (sepultura - ppamppaycuy), procedimiento que consiste en ir hundiendo un cuchillo en diferentes sitios de la habitación, y en el que  se introduce, ahí está la sepultura (lugar que devoró al difunto), la que procede a tapar con alcohol, vino, kerosén y tres hojas de coca de las mejores “qquintus”. Para “ alejar la pena de la casa “, hacen que todos los presentes mastiquen  coca, reúnen los residuos (pijchus), para luego arrojarlos lejos, aparte de realizar otras maniobras de invocación sobre las mismas sustancias anotadas, a las que agregan vino o alcohol y dinero, y siempre en la mayor reserva y a la media noche.
 
En plena montaña,  a orillas del lago Titicaca, se conoce  una enfermedad que los naturales denominan “Chchiquimachu” (de chchiqui – inmaduro, verde y machu-viejo) y que consiste que el paciente duerme todo el día, permaneciendo despierto en la noche, en la que, incluso, hace su proyecto para la labor del día siguiente, en el que, nuevamente, cae en su sueño; este mal, que termina por perjudicar  completamente al sujeto; Se  acompaña de hinchazón de la cara, atribuyéndola  los indígenas a la ociosidad de los que la padecen.
 
La viruela, Sarampión (“chocco” en aymará), a los niños los ponen cerca de los que la padecen, para que de criaturas “pasen las fiebres “, edad en que no es peligrosa,  pues a la parte estética del rostro,  por las cicatrices no le dan importancia, y cuando se ha declarado la enfermedad, dan a tomar zumo de bosta de vaca, o una infusión en leche de burra, de “orchata”, “purururo”, “airampo”, almendra, pajas bravas (para que la erupción se exteriorice), cuerno quemado de venado, flores de rosas (las mismas que junto con ajos les pasan por las órbitas para que no les salga erupción en los ojos.
 
La neumonía, que la reconocen por la tos (uju) y el  arrojar sangre, la tratan con  diversas plantas: Como la infusión de “panti-panti”, “huira – huira”, “choquecanlla”,  “chchitincoya”, “ichu-ichu”, “qquetoqqueto”, ”yahuarchoncca”, ”yareta”; Pero, especialmente, con el “laccato “(larva de un gusano blanco, carnoso, cabeza color café, de 2 a 4 cm. que vive en el subsuelo), Pulverizado después de tostarlo. Los indígenas usaban la sangre de zorrino en el tratamiento de esta enfermedad, siendo así que este animal se alimenta casi exclusivamente  de “ Laccatos”.
 
Los hematomas, que la tratan pasando el abdomen de la rana (cjayra) por la parte afectada, o poniendo carbón pulverizado alrededor de la parte afectada.
 
La angina, que la curan tostando el excremento  de res ó del perro y  aplicándolo como emplasto en la garganta. O los gargarismos de las siguientes plantas:
Auja-Auja”, Cebolla, Chancorma, Manzanilla, oca, Quinua, Romero, Sauco;
 
El “Chujchu” (Tembladera) (que la agarran a los indígenas en sus andanzas por los valles) que la curan dando a tomar orina de llama.
 
Otras enfermedades febriles,  que las tratan  poniendo un pedazo de pulmón de llama a la planta de los pies, o el cuy  abierto aplicado sobre el vientre del enfermo, o dando a tomar la infusión de las siguientes plantas de la región: álamo, ccahuala, chancoruma, chchitincoya ,chchullo , choquecanlla, iru –Ichu, ñuñumea (bañando a las criaturas en su cocimiento ), pupusa , Quinua, Sauco, sutuma.
 
La epilepsia: Dándole a beber en gotas la sangre del insecto “Taparacu” (murciélago), o el jugo de la corteza del Sauco.
 
Las verrugas: a las que aplican la sustancia aceitosa  y fuertemente cáustica que segrega al arrancársele una de las extremidades del “uchuccaspa”  (insecto de color negro con algunos jaspes  amarillo – anaranjado), o pasándoles con  cebolla.
 
Las fracturas de los huesos  que las tratan con el lagarto (“Acarigua “) molido, como  emplasto, y con infinidad de hierbas: el “chchucu –chchucu”  (del aymará chchucu  - coser  o suelda con suelda ), “chchoncca –chchoncca”, “qquita-huichullo”, “muña”, “pulla-pulla”, “misiku”, “huilalayo”, “sallcca”, “chillca”, “ttola”;
 
Las odontalgias por caries, que las tratan aplicando  localmente con un trocito  de ”collpa”, (tierra salitrosa)  o de la lengua del “jaccayllo” o “pito” (ave de la puna),  además,  cuando se toma  el caldo de la carne de esta ave.
 
También se curan las odontalgias, con las siguientes plantas; Mascando las hojas de “allcco-qquisca”, aplicándose la resina del molle, o trocito de quisa.
 
Los ataques nerviosos de las criaturas, que los curan dándoles a beber en vino dos o tres gotas de la sangre de  golondrina.
 
Los cólicos intestinales: que los alivian dando a tomar en bebida  el excremento tostado del cuy o el jugo de la bosta del caballo. 
 
El “surumpe” (irritación conjuntiva y  retiniana por los reflejos solares sobre la nieve), que lo tratan aplicando sobre los ojos un colgajo de piel sangrante de vicuña.
 
El “soroche”  (mal de altura), para el que toman cañihuaco, o masticando o introduciendo a las fosas nasales el ajo.
 
El etilismo crónico, que lo curan con la huanchancca. 
 
Los partos difíciles, que los trataban sacudiendo (“suysurcun”) en una manta a las mujeres embarazadas, o haciéndolas oler las hojas de coca –( ccoca).
 
Las enfermedades mentales, en casos de locura furiosa, ponen ortiga en un gran saco, en el que introducen al paciente, liándolo fuertemente dentro de él para sacarle después de algunas horas.
 
Las afecciones hepáticas, que las tratan con el cocimiento de diversas plantas: allcco-qquisca, ocoruro, canchalahua, ajo, carhuajincho, ichu-ichu, januccara, llague, manca. paqui, oca, paicco, perejil, purapura, qqueto-qqueto,  romero,  huilalayo, zarzaparrilla.
 
Las enfermedades del estomago, que las curan tomando “chacco” una tierra amarilla de silicato de alúmina,  disuelto en agua y las infusiones de las siguientes hierbas: ajenjo alcachofa, allcco-qquisca, canchalahua, cedrón, congona, chijchipa, girasol, haba, huallhua, manca-paqui, manzanilla, llague, muña, oca, orégano, paicco, pinco-pinco, pura-pura, romero, salvia, sauco, sauce, ulluco, huilalayo, hierba de santa marí.
 
El reumatismo, artritis,  y dolores musculares en general, que las tratan localmente y con el cocimiento de diversas  plantas: Airampo, alcachofa, canchalahua, ccata, ajo, molle, chchucu - chchucu, januccara, manzanilla, muña, quisa,  romero, sauce, ullucu (localmente en rodajas), yareta.
 
Las estomatitis (inflamación de la mucosa de la boca) en general, que las tratan con el uso de diversos vegetales: airampo, verdolaga, ocoruro, cañihua, januccara, orégano, pinco-pinco, pupusa, romero, trébol.
 
Las heridas recientes y úlceras crónicas, que las curan con la aplicación local de las siguientes plantas y su cocimiento; ccala-ccala, carhuajincho, cebolla, congona, molle, chchiri-chchiri, girasol, kishuar, layo, llantén, mancca-ppaqui, orégano, palma real, pinco-pinco, romero, totora.
 
La parálisis musculares, que la tratan frotando con la maceración de la salvia en alcohol.
 
Las enfermedades del corazón, que las curan dando a  tomar sangre de cerdo o el cocimiento de las siguientes hierbas; Cedron. Congona, hallpa-tica, llague, phusa-phusa,  romero.
 
El insomnio, para el que dan Quinua, ajo, carhuajincho ( dicen que las  semillas de esta  planta tienen  propiedades narcotizantes).
 
Las afecciones oculares, que las tratan con gotas  o lavados de las infusiones de las siguientes plantas: layo, manzanilla,  rosa de cien hojas, sauco, ambarina,  ccala-ccala.
 
La conjuntivitis lo curan pasando humedecido por los  ojos el cordón umbilical que ha guardado del hijo hombre.
 
Las afecciones del oído, que las curan localmente usando las siguientes yerbas: congona, manca-paqui, oca, orégano, Quinua.
 
Las enfermedades de la piel, que las tratan localmente con diversas plantas: ccala-ccala, carhuajincho, ajo congoja, haba, paico, pinco-pinco, ortiga, sutuma.
 
Las afecciones bronco-pulmonares, que las curan con infusiones de  los siguientes vegetales: turpa, yahuarchoncca, ajo, ambarina, cañihua,, ccaca-suncca, yareta, carhuajincho, cebolla, molle, chancoruma, chchiri-chchiri, choquencalla, eucaliptos, haba, huira-huira, ichu-ichu,jallpa-tica, quisa, Quinua, qqueto-qqueto, panti-panti, orégano, manca-paqui, mutipata, malvavisco, paicco, romero, qquenchamali, jallu-jallu, kusmanpaya, layo, llantén.
 
Las laringitis, que las tratan con las siguientes plantas: ocururo, orégano, romero.
 
Las hemorragias, que las atienden localmente con los siguientes vegetales:,  achancui, cebolla, perejil, ortiga, totora, huilalayo.
 
Las hemorroides y varices en general, que las curan con aplicaciones locales o el barro de cocimiento de diversas plantas; álamo, allcco-qquisca, berro, linaza, ajo,  quisa, rosa de cien hojas, sauco.
 
Las afecciones intestinales, que las tratan dando a tomar la  infusión de diferentes vegetales: allcco-qquisca, ambarina berro, cañihua, ccamasaire, molle, carhuajincho, cedrón, chchucu-chchucu, ajenjo, ajo, grama dulce, huanchancca, álamo, linaza, llague, totora, manzanilla, paicco, palmareal, perejil  pinco-pinco, Quinua, quisa, retama, romero, rosa de cien hojas, sauco ttola, verbena, sauce, verdolaga, huilalayo.
 
Las mordeduras de los perros rabiosos y otros animales que las tratan localmente y dando a tomar las infusiones de las siguientes plantas, cañihua, ajo, cebolla, llantén, perejil.
   
Las afecciones renales, que las curan con la infusión de las siguientes plantas diuréticas: álamo, alcachofa, ajenjo, allcco-qquisca, altamisa, amor seco,  auja-auja,  berro, canchalahua, carhuajincho,  cebolla,  ccoca-ccoca, molle, chancoruma, chchucu-chchucu, choquencalla, grama dulce, huallhua, ichu-ichu, kishuar, layo, oca, paico,  perejil,  quisa, retama, llantén, manca-paqui, muña romero, salvia, sauco, sutuma, verdolaga, yahuar-chchoncca, zapatilla.
 
Las afecciones propias de la mujer, (inflamación del útero, etc.)  Que las tratan con la infusión y localmente por las siguientes yerbas;  Altamisa, auja-auja, berro, carhuajincho, ccata, cebolla, ccoca-ccoca, molle, chchitincoya, chillca,  choquencalla, ccaca-suncca.
 
Los parásitos intestinales; que las curan con el cocimiento de los siguientes vegetales: álamo, ajo, altamisa, cebolla, molle, huanchancca, huallhua, perejil, quisa, hierba de santa maría.
 
Los envenenamientos;  que los tratan con la infusión de molle como antídoto.
 
Las inflamaciones locales,  panadizos, etc.  para las que emplean las siguientes plantas: sauco, ttola,  yareta, altamisa, amor seco, ccala-ccala, huarancaiso. 
 
Entre los aymarás, también tienen maneras muy peculiares de curar nuestras enfermedades.
 
Así las afecciones del hígado, (kwacha-usotaqui,) las tratan dando a  tomar  infusiones de espino de perro, (anu chapi)  y las hojas de Apio (apio-lapi). las gastritis  (ardencias y  acideces del estomago) dando a tomar el berro molido,  y pasado en agua de cañihuaco (ocoruro-hiata,  cañihuaco-umaru) o comiendo las hojas de chicoria, (ziqui lapi).
 
Las anginas, (mallca uso), empleando gargarismo de hojas de coca con sal,  (coca lapi jjocochata jayumpi), o de vinagre, ó toques de “lejía”  molida, mezclada con aceite de almendras, (llucta hiata).
 
La epilepsia, tomando la sangre de rana, (kayra-huila)  con incienso y copal,  o tomando la sangre del murciélago ( chiñi huila),  en un poco de vino tinto con incienso,   por tres días martes y en ayunas sin que  se entere el enfermo, al que hacen dormir con un trozo de collpa, (tierra blanca salitrosa) , que luego el CHAMAN se lo lleva para quemarlo en una fogata preparada previamente con  hojas de coca, (coca-lapi),  incienso, sebo de llama, (Untu liqui), ccoa y flor de ttola,  pues la ccollpa le ha sacado la enfermedad del corazón.
 
El flujo de sangre, (lloco) tomando la infusión del trébol rojo, (huilalñuyu), cáscara de huevo de avestruz Quemada, (acuna suri nacata) y lacre rojo, (chuquisac-chaco),  o el mate de las pepas de sandia tostadas y molidas,  (sandía - chira. )  Y, externamente, con lavados de cáscara de granada hervida, en agua de romero, (granada-cillpe).
 
La supresión de orina, (chojo taccataqui),  tomando como diurético el cocimiento del tronco del zapapinco, grama dulce, (cuchucho), grama tostada (granagampi),  cabello de choclo (choclo ñicuta),  cola de caballo, (cepa caballo).
 
La viruela, (choco uso), tomando la infusión de choquecanlla y paja brava (iru punta), durante los días de fiebre, antes de la erupción, y luego en ayunas, como jarabe, cernido el estiércol fresco de vaca, (huca cama susuta), para que no vuelva la fiebre, y si hay recaída de ésta, tomando la infusión de ortiga de flor amarilla (Nina zancu).
 
En las parálisis faciales de frío (aire)  poniendo al lugar afecto de la cara un parche preparado con estiércol humano (jaquee jama), ajos, ortiga de tronco rojo (chupica atapallo),  mezclado y calentado, las partes traumáticas (nasahuira achtayanataqui) , taponándose  con polvo de algodón quemado, el mismo que lo contiene con la membrana del huevo, (cauna sillpi), o lavando las heridas con la infusión de malva (malva lapi)  y qquentolapi, y poniéndoles a manera  de pomada el Untu sin sal , batido y lavado, con aceite de almendras u hojitas tiernas de qquento con hojas de jinchu-jinchu (usuchjata gistapama).
 
Los dolores de cabeza (peque usutaqui), poniendo un poco en las sienes,  de ortigas de tronco rojo y blanco (atapallo chupica y jancu atapallo) machucadas con los pies.
 
 La retención de la placenta: (jacaña), tomando mates de cabeza de cebolla, (cebolla taja) con raspado de jabón o simplemente de tronco de zapallo (zapallo tuna).
 
 Los dolores de huesos, (pusunaca  quintaraya- yatanaqui),  haciéndoles la “fugia”,  o sea la frotación y la aplicación en la zona afectada de coca masticada con hojitas de chchiri-chchiri y alcohol, sujeta con bayeta tibia o caliente, a manera de vendaje.
 
 las fracturas de los huesos (ampara paquita, cayu paquita),aplicándoles localmente el parche de la culebra molida (acero hiata), chancaca negra  (chiara chancaca), chchiri –chchiri , sanca ayu, y chchucu-chchucu.

El estreñimiento: purgando con la infusión  de un pequeño trozo de raíz de huanchancca, ya que es una planta venenosa; Pues llega a matar a los animales que la comen en abundancia.

El raquitismo y la debilidad pulmonar de los niños (tagayocallanacataqui Chuyma usuta), dando leche de burra negra, (chiar asnura) y mazamorra de Quinua con calcio, que entonan los huesos (catagüi allpi) y fortifican los dientes (chacaru acolacasru gualiege).
 
La tuberculosis pulmonar (kajia zamantata), administrando en vino tinto hervido, incienso, bálsamo de copal y un huevo batido de gallina (cauna doncella).
 
La colerina (cólera uso),  dando a tomar en infusión de orina de criatura (guagua chojo), la cáscara de limón tostada (limón nacata).
 
La neumonía (ttaya constipa), tomando la mezcla de la sangre de gallina negra (chiara huallpa) recién muerta, bálsamo de copal, cebolla hervida, sal, (jayu) y aceite  tibio.
 
La tifoidea (ysca uso compadre), ingiriendo en la infusión de (layu), sangre de ranas, sal de limón y bicarbonato de soda.
 
El tifus (hacha uso compadre), administrando la sangre del sapo en el cocimiento de las siguientes plantas; ocoruro, pusa-pusa, hierba de campo, (Nina sancu) y ortiga fina, y externamente, baños con orina guardada (chojo tamata), hervida con estiércol de gallina (huallpa jama).  
 
Aún cuando éste arte de curar lo ejercita el indígena en su gran mayoría, es casi siempre potestativo de un cierto sector de la masa aborigen, al que se consagran con una casi absoluta dedicación; y algunos individuos adquieren tal popularidad como verdaderos médicos indígenas, que son buscados desde apartadas regiones de la comarca, para someterse a sus tratamientos.
 
En los países de Perú, Bolivia, y  el norte  Argentino  son famosos los chamanes de algún distrito de la provincia del cercado, seguramente por sus prácticas terapéuticas  y por abundar en este lugar las plantas medicinales de la región del altiplano.
 
Es preciso mencionar que; El arte medicinal esta siempre unido al adivinatorio (como que el diagnóstico patológico y el pronóstico entre ellos, no es sino una de las formas adivinatorias generales). De ahí que casi siempre se consulte a uno de estos especialistas, de un enfermo, como de un objeto perdido, del porvenir de una empresa o pareja.
 
El motivo de su profesión es diverso, unas veces por que provienen de pueblos cuyas gentes son proverbialmente reconocidas.
 
Otras por que fueron agarrados por un rayo o por que poseen un carácter anatómico, en especial de su cuero cabelludo (Chajrauma o cuero cabelludo encefaloide), incluso los que aprendieron esta prácticas, aún cuando los actos supersticiosos de los Indígenas son completamente reservados y secretos.
   
Los nombres de estos sabios personajes (Chamanes) son diversos; según la localidad, la importancia de su profesionalización y la lengua quechua  o aimará que los exprese:
 
·         Paccos o hatun-paccos (videntes o gran videntes).
·         Camiles (portadores de remedios y amuletos).  
·         Pururey  (curanderos).
·         Sonccoyoc (que tiene corazón).
·         Ñahuiyoc (que tiene ojos).
·         Huatocc (el que piensa mucho).
·         laickas (brujos).
·         Yatiris  (sabios, consejeros).
·         Ccolliris  (curanderos).
·         Callahuallas  (portadores de remedios y amuletos).
 
Si bien la mayor parte de  estos médicos indígenas se les reconoce por el renombre de que vienen precedidos, no faltan algunos que se distinguen por su vida retraída y ceremoniosa, por su habitabilidad en lugares alejados y generalmente altos de la comarca o por su particular modo de vestir, como los callahuayas, que llevan un sombrero blanco grande de paja, un poncho de rayas multicolores, amplia alforja  repleta de  yerbas medicinales y amuletos, pantalón de  bayeta, hojotas y un bastón; a la vez que son trotamundos por excelencia.  
 
La manera como estos médicos indígenas llegan al diagnóstico y pronóstico de una enfermedad, es consultando a la coca, a las entrañas de los animales y también a la collpa, a la vez que practicando preguntas al  paciente o allegados, hasta descubrir que tienen un enemigo oculto, ó que en cierta oportunidad sufrió un susto, o una caída, que le ha alejado el espíritu, le ha descentrado el corazón, o la ha agarrado la tierra, aunque tienen signos dominantes para diferenciar a sus enfermedades:
 
·         Una erupción menuda en todo el cuerpo para el Huayrascca  (por el aire).
·         Fiebre de noche para el Japesccascca  (agarrado por la tierra).
·         Llanto de noche y deposiciones verdes para el Ccaaiccascca (por los pañales serenados).
·         Sobresaltos al dormir para el Urañascca (asustado).
·         fiebre para el Kkichuascca  (corazón descentrado), etc.
 
La consulta en las entrañas de los animales o en las hojas de coca es general en todos los Indígenas para la curación de las enfermedades y los actos adivinatorios en particular, procediendo siempre ceremoniosamente, a la media noche o en ciertos días de la semana (martes o Viernes), con hojas escogidas (qquintus), acompañadas de otras sustancias numerosas y de lo más variada: Copal, incienso, ají, maíz blanco, lana o algodón, vino o alcohol, dinero, etc. las hojas de coca las dejan caer sobre un pañuelo multicolor (incuña), interpretando sobre ellas.

Si descendió una hoja doblada, significa ataúd y muerte; de contornos recortados, enfermedad; si está ennegrecida, luto; etc.  En la collpa creen encontrar signos de pronóstico, por las diversas figuras que se forman en su superficie cuando la ponen a hervir con orina guardada de mucho tiempo (jispay-pocko.)
   
La etiología y patogenia de las enfermedades  conocidas por los medicos indígenas del altiplano, son sumamente escasas y limitadas; un susto (que alejó el espíritu), una caída (que los agarro a la tierra o las descentró el corazón), el aire, el rayo, el sereno, un maleficio, por nombrar algunos.
 
Además; tienen  un arsenal terapéutico muy amplio por la modalidad,  no solo regional si no hasta personal que le imprimen, también puede reducirse a los actos de hechicería (moldeados casi todos ellos en un mismo patrón, si se les analiza en el fondo). El uso del empleo de diversas sustancias medicinales, aparte de la intervención sugestiva que requieren algunas dolencias, el éxito y el renombre de la medicina  aborigen en el altiplano, sigue vigente.

Ángel Quispe Lima.