sábado, 23 de marzo de 2013

FIN DE LA RELACIÓN PASIONAL, FIN DE LA RELACIÓN AMOROSA... Y DE PAREJA.


 FIN DE LA  RELACIÓN  PASIONAL,  FIN  DE LA RELACIÓN AMOROSA... Y DE PAREJA.

A una pareja los une “la relación pasional”. Y cada uno, reclama  la “satisfacción sexual”, quieren que sea recíproca entre ellos, la mujer no sólo accede, sino, quiere la relación y exige el orgasmo en ella, mientras que el hombre sorprendido, se adapta a esas necesidades femeninas.

La mujer moderna, exige y hace uso de su derecho a una sexualidad plena, tal cual como el hombre.

Pues la  pasión es lo que une a la pareja. Los cónyuges se sostienen sobre esta relación, es como un imán que atrae a ambos; pero, desafortunadamente no durará mucho, pues cuando se consuma este fuego pasional pondrá en peligro a la relación conyugal.

Quienes creen que la relación amorosa durará para siempre son los que sentirán abruptamente estas crisis terminales. Probablemente algunas personas apostaron  al amor con su conyugue cuando en realidad estaba el juego el goce, la satisfacción, el placer de cada uno de ellos y cuando eso se desvanece, se apodera el sentimiento de sufrimiento y de angustia; Pues éste malestar induce a que el sujeto reinicie una nueva búsqueda con otra persona.

Una familia que trata de mantener el matrimonio con cierta estabilidad, tiene su principal enemigo; el “deseo sexual”. Pues éste origina conflictos en el matrimonio, por que bien sabemos que nunca está satisfecho y siempre está en esa búsqueda permanente para su total satisfacción. Pues; no hay un final, ni una última vez, que nos contenga.

La pareja, la familia, las instituciones sociales que invocan la fidelidad en el matrimonio se tropiezan con la inevitable demanda de la sexualidad, con su principal fuerza impulsora, que es el goce, generando malestar individual y en la pareja.

Frecuentemente, las parejas se separan por que la presencia de una tercera persona estimula al sujeto a satisfacer su “deseo sexual” con otra que no sea su pareja.

Entonces, el sujeto tiene que optar por reprimir ése “deseo sexual” en beneficio de la “familia”. En consecuencia, se manifiestan los conflictos y la primera señal es la irritación con su pareja en forma injustificada.

Es evidente que los síntomas de: La angustia de encierro, opresión y depresión con sensaciones de falta de libertad, podría ocasionar un acto de infidelidad y ante la presencia de un/una amante, podría originar el fin de la relación conyugal y de producirse ésta ruptura, aliviaría al sujeto.

Sin embargo; en la persona que sufre el abandono ante esta separación se apodera el sentimiento de soledad y desamparo, es un duelo que tiene que afrontar por la pérdida de su cónyuge y que después, una vez superado se iniciará la búsqueda de una nueva relación amorosa.       


Angel Quispe Lima.