sábado, 23 de marzo de 2013

EL MATRIMONIO: UN SACRAMENTO DIVINO Y POR VOLUNTAD DE LOS NOVIOS.


                                                          EL MATRIMONIO:
                                             UN SACRAMENTO DIVINO Y
                                         POR VOLUNTAD DE LOS NOVIOS

 A finales del siglo XVII   la iglesia vuelve a ser protagonistas de momentos cruciales en la familia, hay que destacar la lucha que bregó la iglesia para que el matrimonio se  iniciara  con el consentimiento de la pareja.  A partir de  ahora se habla de esposos   y  esto se basa en el amor de la pareja y no en la imposición de los padres a su propia voluntad.

La iglesia quería que el matrimonio fuese algo sagrado, un sacramento divino, y para llegar al matrimonio debería  de basarse en la voluntad de los novios  en unirse ante Dios.

De esta forma el padre de familia pierde  derechos sobre los hijos. Se le quita un poder que tenía solamente para él.  Antes el padre decidía el matrimonio de los hijos, temía el embarazo de las hijas antes del matrimonio ya que esto avergonzaba el nombre de la familia y  ella perdía posibilidades de matrimonio en el futuro, pues  la cuestión de “virginidad” era un capital precioso, para la honra y el buen nombre de la mujer y la familia. 

En el siglo XVIII se consolida un modelo de pareja y familia  ideal en el mundo cristiano. Y   justamente en estos tiempos  se producen cambios estructurales en la riqueza de las naciones que influyen en la familia. 
 
Los estados  capitalistas se afirman más todavía en el mundo,  tratando de producir seres humanos  necesarios para este fin. El sistema capitalista mundial  introduce  el valor de mercancía en  la persona, la fuerza de trabajo del obrero  adquiere valores miserables para sobrevivir en la sociedad,  de tal manera que no puede acceder a una educación  ni a  una buena salud por la explotación  que sufre el obrero y por ende, su familia. 

Para entonces también el niño adquiere un valor de mercancía, la mujer del obrero corre la misma suerte.

En este tiempo se estimulaba la tenencia y crianza de niños por que se necesitaba  mano de obra barata  para el fortalecimiento del capitalismo. 

En la modernidad, ya no existe  "Reyes   ni  vasallos".   "El señor feudal  y el  campesino", " el amo y el súbdito, esclavo".  Todo esto es reemplazado por:     "Patrón y obrero";  Es decir: Ricos  y pobres. 

En el siglo XIX retrocede esta forma de crecimiento poblacional, las mujeres  no quieren soportar esta vergüenza de ser madres solteras. 

Simultáneamente comienza una gestarse opiniones  abortistas en el mundo,  y la alimentación  también es  renovada, se difunde el biberón, la leche envasada, etc. 
Desde ahora la madre comienza a ser un personaje principal en la familia,  y más aún llega convertirse en  imprescindible en el hogar, la madre tiene todas las atenciones y es merecedora de halagos por los hijos y marido. (Recordemos día de la madre). 

En este siglo  se puede ver como el poder paterno se ve limitado y sufre muchos tropiezos  por la resistencia que le pone la ley.  El estado vela sobre la familia y le permite intervenir cuando existen problemas.

Por ejemplo: Ante una separación conyugal el padre  y/o marido  está obligado a dividir su patrimonio con su cónyuge (así se demuestra que se disuelve su poder absoluto que tenía antes).
 
Pero ya a principios del siglo XX se manifiesta claramente la lucha de padres e hijos por la cuestión de límites y libertades.   Antiguamente, tan fuerte era la autoridad de los padres sobre los hijos que estos no tenían derecho a tener su vida privada, los padres le daban  tareas, los vigilaban,  decidían sobre sus amistades, sus estudios,  etc.   Los padres adinerados elegían  el estudio de su carrera profesional del hijo, y los padres  pobres escogían su oficio u ocupación de los hijos, hasta le buscaban trabajo y los ubicaban donde ellos querían.

En  las familias  adineradas se acostumbraban concertar el matrimonio de los hijos, y si no era así, difícilmente aceptaban  el matrimonio de ellos.   Pero;  entre la gente pobre se tomaba en cuenta  los intereses afectivos,  porque no había intereses de patrimonio  entre las familias. 

En cualquiera clase social a la que se pertenezca,  el matrimonio de los hijos es señal  de independencia de ellos.  En consecuencia: “Los hijos no serán independientes mientras sigan viviendo con los padres”.
Angel Quispe Lima.